Manek era un joven centinela con una vista poderosa. Podía distinguir las gotas de lluvia en una tormenta a leguas de distancia, reconocer la cara de un hombre a más de mil trancos, o ver en el desierto a una mujer a detalle en la lejanía, una mujer que solo él era capaz de ver, y que para todo ser humano que goza de una vista normal significaba solo un personaje de leyenda