La cursilería, o cursería, como la llaman los autores de este opúsculo, ha sido un tema recurrente en las reflexiones literarias, estéticas, teológicas y éticas más o menos desde el siglo XVIII, cuando apareció la sociedad burguesa. De ella se ocupa este Arte de distinguir a los cursis (1868) con buen sentido del humor y ligereza, con deliciosa maldad e ironía, pues es materia que se presta para ello.