En la mayoría de los casos, quienes son llamados sabios, parecen condenados a ser vistos como diferentes a los demás humanos, como loquitos despistados y geniales. Y algo de eso han de tener, pero ante todo tienen una vida personal que casi siempre se desconoce. Un sabio no es como lo pintan narra la vida de Francisco José de Caldas, quien hizo del asombro su razón de vida. Viajero, escritor, astrónomo, arquitecto, botánico y tímido. Caldas no es tan serio como lo pintan, pues sólo buscaba saber, ser útil y divertirse.